lunes, 30 de noviembre de 2015

PSICOLOGÍA Y POBREZA: ¿HAY ALGO PSICOLÓGICO EN LA POBREZA O ES LA POBREZA ALGO PSICOLÓGICO?[1]


María Teresa Estefanía[2] y David Tarazona[3]



INTRODUCCIÓN


Los países de Latinoamérica están considerados en vías de desarrollo, presentando características económicas, sociales y culturales que influyen de forma negativa en el desarrollo integral de sus habitantes. En el Perú el 54% de la población enfrenta el obstáculo de la pobreza, siendo un 15% los que viven en extrema pobreza.

Una ciencia como la Psicología, la cual se rige bajo diferentes enfoques teóricos y áreas de aplicación, puede aportar información valiosa para el estudio de un fenómeno económico como es la pobreza, considerando que las conductas económicas son, ante todo, conductas sociales (Quintanilla, 1997) y que se considera los procesos económicos como manifestaciones de la conducta humana (Katona, 1965). A partir de esto surgen interrogantes como ¿Qué entendemos por pobreza?, ¿Qué se sabe de la pobreza desde una perspectiva psicológica?, ¿Qué nos dice la psicología social acerca de la pobreza?, ¿Influye la pobreza en la educación?, ¿Existe una cultura de la pobreza?


¿QUÉ ENTENDEMOS POR POBREZA?


Al hablar de pobreza se suele pensar en falta de dinero, carencia de servicios básicos, problemas de vivienda, grupos marginales, violencia e inseguridad, entre otros. Este tema recobra vigencia a partir de los cambios sociales vividos en latinoamérica durante la última década, surgiendo la necesidad de no verla simplemente desde el sentido común, sino desde la perspectiva de las ciencias sociales y humanas, a fin de fijar posiciones en lo conceptual.

La pobreza es un fenómeno sobre el cual existe gran cantidad de definiciones, entre las que encontramos las siguientes:

·         “Una situación social que se caracteriza por la privación que tienen aquellos de algo necesario, deseado o de reconocido valor” (Valentine, 1970; citado en Acevedo, 1996)

·         “Nivel de ingresos por debajo del  cual es imposible obtener una alimentación adecuada desde el punto de vista de la nutrición y satisfacer las necesidades básicas no alimentarias” (UNICEF, 1992; citado en Tessier, 1994)

·         “Carencia de bienes materiales considerados necesarios para el sustento de la vida, o también, la posesión muy temporal de ellos, en extremada escasez” (Alarcón, 1979)

·         “Situación socioeconómica deprivada, que se aplica a los grupos que se encuentran en la base de la pirámide de las sociedades estratificadas por clases sociales” (Alarcón, 1986)

·         “La pobreza es un concepto evaluativo, basado en expectativas sociales y en las oportunidades que cada cultura da a sus miembros (…) Las personas pobres de Estados Unidos probablemente serían en Uganda ciudadanos de clase media” (Ardila, 1979)

·         “La pobreza es fundamentalmente carencia de bienes materiales, pero también algo más que eso. Se trata de un problema socioeconómico, pero a la vez psicológico” (Ardila, 1979)

A partir de lo revisado podemos entender a la pobreza como una situación social en la cual existen carencias económicas, en un tiempo y espacio determinados, que afectan el desarrollo integral del ser humano. Este concepto puede ser útil al estudiar personas, familias, grupos y comunidades.

La relatividad de lo considerado culturalmente valioso tiene doble implicación, por un lado, construye estándares de vida deseables en función a la creación y satisfacción de necesidades, y por otro, a la construcción de sentimientos de inclusión social (Alarcón, 1986). La pobreza puede ser: (a) crónica: cuando resulta imposible romper su círculo vicioso, y (b) temporal: provocada por un retroceso momentáneo, que es posible superar. (Ardila, 1979)


¿QUÉ SE SABE DE LA POBREZA DESDE UNA PERSPECTIVA PSICOLÓGICA?


Desde sus inicios la psicología se ha preocupado por los problemas sociales en la medida que influyen en el desarrollo humano. Al nacer una persona lo hace en un medio social que le brinda experiencias tempranas, comunes a su grupo de pertenencia, las cuales van a depender de las prácticas de socialización y crianza. Este aprendizaje social va a influir durante todo el proceso evolutivo de la persona, incluyendo la configuración de su personalidad.

En la literatura revisada se encuentra que las personas al desarrollarse en condiciones de pobreza, en un gran número, presentan características de personalidad como las siguientes:

·         Lenguaje: Su lenguaje verbal se caracteriza por ser limitado, simple y directo; influido por modismos y jergas, siendo muchos términos indescifrables por otros grupos sociales; en cuanto al lenguaje no verbal, se encuentra que es amplio, complejo y simbólico, es común que al hablar muevan los brazos, hagan mímicas y acompañen los gestos con entonaciones de voz. (Alarcón, 1986; Ardila, 1979)

·         Dimensión temporal: Su orientación en el tiempo está dirigida, en gran proporción, sólo al presente, dejando al pasado y futuro de lado por influencia de experiencias frustrantes y dolorosas; también se encuentra que no desean planear el futuro por la incertidumbre que les genera. Se puede plantear que esta característica se relaciona mucho con su socialización ya que se sabe que el nivel específico de aspiración de una persona puede estar relacionado con los antecedentes sociales y familiares, las normas sociales de grupos de referencia, las realizaciones anteriores, la situación económica actual y otras variables ambientales. (Strumpel, 1979)

·         Locus de control: “Mientras que los participantes de otras culturas creen poder controlar su destino mediante el esfuerzo y habilidad (factores internos), los pobres creen que los factores externos los controlan; es decir, los pobres no creen poder controlar su destino”. (Ardila, 1979; p. 408). Si el medio se juzga como desfavorable o amenazador, la expectativa de éxito al realizar las propias metas y aspiraciones disminuye, tanto en la adquisición como en la asignación del ingreso (Strumpel, 1979)

·         Actitud fatalista: Supone que la vida y sucesos de un individuo están determinados ineludiblemente por el destino, siendo imposible cambiar el curso de los acontecimientos. Es utilizado como un mecanismo de ajuste, cumple una función defensiva y enerva el sentimiento de fracaso. (Alarcón 1986)

·         Rasgos depresivos: La organización social, la experiencia personal y las consecuencias de emociones, conductas y características psicológicas varían con la cultura (Saavedra & Planas 1996). Los adolescentes de nivel bajo nivel socioeconómico se caracterizan por una mayor inclinación a la depresión, al pesimismo y a la tristeza, en comparación con las mujeres de los grupos altos y medio. A su vez, los varones muestran disposición sumisa dependiente y conformista, son serios y taciturnos. (Arias Barahona, Campos & Amayo 1974 en Alarcón 1986). Observaciones no cuantificadas confirman la presencia de estados frecuentes de tristeza, sufrimiento y abandono en sujetos adultos. Sentimientos de indiferencia, apatía y desmoralización que tipifican el síndrome depresivo. (Alarcon 1986). Los rasgos depresivos se ven reforzados por la actitud fatalista.

·         Percepción interpersonal: En nuestra sociedad, las personas que viven en pobreza interactúan con personas de otros niveles socioeconómicos, es decir, tienen visibilidad social, la cual se caracteriza por darles una imagen de estar poco dispuestos al trabajo, carecer de hábitos de higiene, poseer baja moral social, ser mal educados e indisciplinados, ante lo cual se suele dar una actitud paternalista, mientras que por otro lado, de indiferencia y desprecio. En los grupos deprivados se advierte marcada desconfianza en la gente y en las instituciones sociales, a ello se añaden sentimientos ambivalentes de resentimiento y conformismo frente  los sectores pudientes.

·         Desesperanza aprendida: Es una de las consecuencias psicológicas de la pobreza sobre la cual existe mayor consenso. Se caracteriza por la creencia de que los eventos son inevitables, no haber esperanzas de cambio y considerar que no se puede hacer nada para escapar del destino (Ardila, 1979), este rasgo motivacional se verá determinado con mayor intensidad mientras las experiencias de indefensión sean más intensas y tempranas (Acevedo, 1996)


¿QUÉ NOS DICE LA PSICOLOGÍA SOCIAL ACERCA DE LA POBREZA?

Desde la perspectiva de la psicología social, la pobreza ha sido tomada como variable en diferentes investigaciones, de las cuales se desprenden los siguientes hallazgos:

·         Estrategias psicosociales de adaptación: Se observó que familias de nivel socio económico medio recurren a la redefinición de los eventos estresantes para hacerlos mas manejables, mientras que familias de nivel socio económico bajo tienden a usar la movilización familiar para obtener y aceptar ayuda, y la evaluación pasiva o aceptación de problemas minimizando sus efectos. Al parecer no difieren ambos niveles socio económicos en la obtención de apoyo social de parientes, amigos y vecinos, ni en la búsqueda de apoyo espiritual. (Majluf 1994)

·         Niñez: Los niños no tienen un status propio, sino que participan y se adaptan a la vida de los adultos, se presentan diferencias de genero en cuanto a los modelos a ser imitados por el niño, pero, los padres no consideran las diferencias interindividuales de sus hijos. Para los padres el juego y la conducta lúdica no tiene significado alguno, siendo las labores domésticas y apoyar al padre en el trabajo, las tareas que mayormente cumplen los niños. Es poco frecuente la expresión de cariño hacia los niños en edad escolar, lo cual no origina déficit en el sentimiento de autovaloración ya que se sienten seguros de que son valorados a partir de su capacidad de responder a las exigencias del adulto, sienten que se les considera seriamente y se les reconoce. (Schade & Rojas, 1989)

·         Pautas de crianza: Las madres del nivel socio económico bajo tienden a tener un control más autoritario y hacen mayor uso de mecanismos de ansiedad, observándose que las madres de nivel socio económico medio tienden a supervisar más a sus hijos, a estimular más la independencia, a usar el razonamiento para manejarlos y ha ser más afectuosas. Las madres del nivel socio económico medio tienden a disfrutar más de su rol, son menos exigentes en cuanto al destete o control de esfínteres y una actitud más permisiva y positiva hacia el manejo de la sexualidad. No se observan diferencias entre ambos grupos de madres en el énfasis de logros o expectativas de rendimiento del niño, siendo ambos grupos igualmente exigentes. (Majluf, 1989)


¿INFLUYE LA POBREZA EN LA EDUCACIÓN?

En lo que respecta a la educación, hay evidencias para plantear que la pobreza influye en el desarrollo cognitivo y psicosocial del niño, y, por consiguiente, en su desempeño y rendimiento académico.

·         Hacinamiento: Produce tensiones intra familiares afectando la concentración, la capacidad de retención y la discriminación entre estímulos auditivos y visuales (Mc Lanahan, 1985; en Jadue, 1996); coarta el desarrollo del hábito de sentarse, fijar la atención, mirar figuras, escuchar una historia o un cuento, ejercitar el “porque”, lo que tiene como consecuencia una habilidad discriminativa perceptual deficiente, lenguaje poco desarrollado, conocimientos e imaginación débiles y una atención fluctuante y poco sostenida (Majluf, 1993; en Jadue, 1996).

 

·         Ruido prevalente: Afecta la capacidad de distinguir entre estímulos auditivos y visuales (Broman, Bien & Shaugenessy, 1985; en Jadue, 1996).


·         Gran escasez o ausencia de material de apoyo a las tareas escolares: Limita la ejercitación de la habilidad motora para manipular objetos, la coordinación visomotriz, la percepción, discriminación visual (percepción de formas y colores) y la imaginación. Tampoco permite que el niño se familiarice con útiles escolares.

·         Baja escolaridad de los padres: Involucra la capacidad de elegir la adquisición de mínimos bienes y la baja calidad y escasez de estrategias de aprendizaje. Por su bajo nivel educativo y sociocultural, estos padres, utilizan lenguaje coloquial, distinto al que el niño debe emplear en la escuela y diferente también del que utiliza el profesor. El niño no se encuentra familiarizado con términos abstractos, no oyen frases bien estructuradas, poseen un vocabulario más reducido y  una experiencia audio perceptiva y audio motora inferior a la necesaria.

·         Ausencia del padre: Limita, en el niño, el desarrollo de la socialización y de la adaptación a la tarea escolar.

·         Altas expectativas de la madre respecto del futuro educacional y laboral de sus hijos: Las madres consideran a la educación superior como la única forma de tienen sus niños para ascender en la escala social y económica (Jadue & Ardiles, 1995), lo que se contradice con la escasa interacción madre/hijo que tenga relación con el rendimiento escolar.

·         Legado intergeneracional: La actitud materna, y lo que la madre es capaz de dar, depende de lo que ella recibió y vivió en su propio ambiente familiar, manteniéndose los patrones conductuales y culturales “heredados” de los padres, agravándose la situación  por la carencia de modelos alternativos. 

·         Desarrollo cognitivo: La mala nutrición, la precaria atención de salud y los modelos educativos y familiares adversos influyen en que los niños presenten “deprivación sociocultural”, “retardo sociocultural”, “retardo ambiental” o “retardo mental leve”, es decir un resultado subnormal en las pruebas destinadas a medir la capacidad intelectual.  Estos niños presentan “una capacidad y rendimiento cognitivo y verbal insuficientes para integrar, organizar, codificar y categorizar la información y las experiencias escolares y expresarlas en conductas adaptativas y creativas.” (Bravo, 1990; en Jadue, 1996).


¿EXISTE UNA CULTURA DE LA POBREZA?


Kardiner, a raíz de observaciones sistemáticas, hace referencia a una estrecha relación entre cultura y personalidad, enfatizando que la personalidad es influida por la cultura llegando a ser su imagen. Las personas son lo que es su cultura, y su cultura es lo que ellos son (1972; en Alarcón, 1986)

Tras la premisa inicial se puede afirmar que la pobreza puede llegar a ser un poderoso factor que influye sobre la conducta de las personas, estableciendo un patrón modal de vida; generando sistemas de valores, lenguaje, actitudes; estilos de pensar, sentir, reaccionar; y formas de conducta más o menos uniformes, estables y que se transmiten de generación en generación. La pobreza es una cultura o subcultura que pone a los grupos pobres en franca diferencia, en cuanto a su comportamiento, con respecto a los individuos de los estratos socioeconómicos medios y elevados.

Esta cultura de la pobreza desarrolla en sus participantes técnicas de adaptación para que puedan enfrentarse a todo un grupo de problemas recurrentes. La persona aprende que la vida es dura, que el cambio no llegara, a resignarse y a limitar sus aspiraciones, ya que percibe que la vida no tiene mucho que ofrecerle.

Alarcón (1986) ha dividido los rasgos de la cultura de la pobreza en económicos, sociales,  biológicos y personales.

RASGOS SOCIALES
RASGOS PERSONALES
-          Hacinamiento.
-          Ausencia de vida privada.
-          Alta incidencia de alcoholismo.
-          Violencia intrafamiliar.
-          Temprana iniciación sexual.
-          Madres abandonadas.
-          Autoritarismo familiar.
-          Inexistencia de la infancia como etapa de vida.
-          Bajo nivel educativo.
-          Analfabetismo.
-          Espíritu gregario.
-          Vínculos acentuados de parentesco y compadrazgo.
-          Orientación hacia el presente.
-          Pocos deseos de planear para el futuro (hedonismo de corto alcance)
-          Sentimientos de fatalismo.
-          Creencia en la superioridad masculina.
-          Mujeres se consideran mártires.
-          Sentimiento de marginalidad e inferioridad.
-          Desconfianza social.
RASGOS ECONÓMICOS
RASGOS BIOLÓGICOS
-        Bajos salarios.
-        Precariedad ocupacional.
-        Desocupación por largos periodos.
-        Ejercicio de una amplia gama de ocupaciones y subocupaciones no calificadas.
-        Inferiores en peso y estatura que el promedio de la población.
-        Bajo rendimiento físico e intelectual.
-        Altas tasa de natalidad.
-        Morbilidad.
-        Desnutrición infantil y mortalidad.
-        Menores expectativas de vida.


CONCLUSIONES


1.    Podemos entender a la pobreza como una situación social en la cual existen carencias económicas, en un tiempo y espacio determinados, que afectan el desarrollo integral del ser humano. Este concepto puede ser útil al estudiar personas, familias, grupos y comunidades

2.    El estudio psicológico de la pobreza ha permitido identificar características específicas, en las personas pobres, relativas a su lenguaje, dimensión temporal, locus de control, actitud fatalista, rasgos depresivos, percepción interpersonal y desesperanza aprendida.

3.    La pobreza influye en la práctica psicológica que se desarrolla en las áreas social, clínica, de la salud, comunitaria y educativa.

4.    La pobreza llega a ser un factor que influye en la conducta de las personas, llegando a ser una subcultura dentro de la sociedad.

5.    Un reto para la psicología actual es formular estrategias de intervención e investigación que permitan afrontar la lucha contra la pobreza, lo que se hace cada vez factible gracias a los avances de la psicología económica (Descouveries, 1998)



[1] Artículo publicado en la revista “Explorando Psicología” N° 12, Mayo, 2003. La Paz-Bolivia.
[2] Universidad Peruana Cayetano Heredia, Lima-Perú. Miembro del Instituto Psicología y Desarrollo (IPSIDE). Correo-e: marite_estef@hotmail.com
[3] Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima-Perú. Miembro adherente del Foro Peruano de Psicología Social y del Instituto Psicología y Desarrollo (IPSIDE). Correo-e: dtarazona@ole.com

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