LA RESILIENCIA
El nuevo concepto: en el marco de investigaciones de epidemiología social se observó que no todas las personas sometidas a
situaciones de riesgo sufrían enfermedades o padecimientos de algún tipo, sino
que, por el contrario, había quienes superaban la situación y hasta surgían
fortalecidos de ella. A este fenómeno se lo denomina en la actualidad resiliencia.
¿Por qué no se enferman los
que no se enferman?
Todos los sujetos que
resultaron resilientes tenían, por lo menos, una persona (familiar o no) que
los aceptó en forma incondicional, independientemente de su temperamento, su
aspecto físico o su inteligencia. Necesitaban contar con alguien y, al mismo
tiempo, sentir que sus esfuerzos, su competencia y su autovaloración eran
reconocidas y fomentadas, y lo tuvieron.
Pilares de la resiliencia:
-Autoestima
consistente – Introspección – Independencia - Capacidad de relacionarse –Iniciativa
– Humor – Creatividad –
Moralidad -
Capacidad de
pensamiento crítico.
Las fuentes interactivas de la resiliencia:
Expresiones
verbales de los sujetos (niños, adolescentes o adultos) con características
resilientes:
“Yo tengo” en mi entorno social.
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“Yo soy” y “yo estoy”, hablan de las fortalezas
intrapsíquicas y condiciones personales.
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“Yo puedo”, concierne a las habilidades en las
relaciones con los otros
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Tengo: Personas alrededor
en quienes confío y que me quieren incondicionalmente.
Personas que me ponen límites para que aprenda a
evitar los peligros. Personas que me muestran por medio de su conducta la
manera correcta de proceder.
Personas que quieren que aprenda a desenvolverme
solo.
Personas que me ayudan cuando estoy enfermo o en peligro,
o cuando necesito aprender.
Soy: Alguien por quien los otros sienten
aprecio y cariño.
Feliz cuando hago algo bueno para los demás y les
demuestro mi afecto.
Respetuoso de mí mismo y del prójimo.
Estoy:
Dispuesto a responsabilizarme de mis actos.
Seguro de que todo saldrá bien.
Puedo: Hablar sobre cosas que me asustan o me
inquietan.
Buscar la manera de resolver mis problemas.
Controlarme cuando tengo ganas de hacer algo
peligroso o que no está bien.
Buscar el momento apropiado para hablar con alguien
o actuar.
Encontrar a alguien que me ayude cuando lo
necesito.
¿Cómo se desarrolla la resiliencia?
Resiliencia y psicoanálisis: si decimos que un
pilar de la resiliencia es la autoestima y sabemos que ésta se desarrolla a
partir del amor y el reconocimiento
del bebé por parte de su madre y su padre, es en ese vínculo que empieza a
generarse un espacio constructor de resiliencia en el sujeto.
En este modelo
psicoanalítico, la fortaleza del yo facilita la tramitación por parte del sujeto
de los requerimientos de las otras instancias: es a la vez resultado y causa
del proceso de la cura psicoanalítica y del desarrollo de las capacidades
resilientes. El trauma puede ser el punto de partida de una estructuración
neurótica o psicótica, pero también un punto de llegada en cuanto a generar una
fuerte y útil estructura defensiva.
La resiliencia se teje: no
hay que buscarla sólo en la interioridad de la persona ni en su entorno, sino
entre los dos, porque anuda constantemente un proceso íntimo con el entorno
social. En síntesis, el proceso de apuntalamiento de la pulsión lleva al otro
humano y evita el atrapamiento en el mortífero solipsismo narcisista. La
autoestima, con la ayuda y la mirada de los demás, puede ser reorganizada
y reelaborada por medio de nuevas
representaciones, acciones, compromisos o relatos.
La
resiliencia representa el lado positivo de la salud mental.
Resiliencia y salud mental:
Producir
capacidad de resistir las adversidades y agresiones de un medio social sobre el
equilibrio psicofísico de los componentes de una comunidad, niños, adolescentes
y adultos, produce salud mental (Melillo, Soriano, Méndez y Pinto,
2004).
Resiliencia relacional: familiar y grupal:
En síntesis, los elementos básicos de la resiliencia familiar serían: cohesión, que no descarte la flexibilidad;
comunicación franca entre los miembros de la
familia; reafirmación de un
sistema de creencias comunes, y resolución
de problemas a partir de las anteriores premisas.
Resiliencia comunitaria:
Los pilares de la resiliencia comunitaria: autoestima colectiva, que involucra la satisfacción por la pertenencia a la propia
comunidad; identidad cultural,
constituida por el proceso interactivo que a lo largo del desarrollo implica la
incorporación de costumbres, valores, giros idiomáticos, danzas, canciones,
etcétera.
Resiliencia y educación:
Para empezar, una actitud
constructora de resiliencia en la escuela implica buscar todo indicio previo de
resiliencia, rastreando las ocasiones en las que tanto docentes como alumnos
sortearon, superaron, sobrellevaron o vencieron la adversidad que enfrentaban y
con qué medios lo hicieron.
Política educativa de
calidad, abarca cuatro aspectos: aprender
a conocer, aprender a hacer, aprender a convivir con los demás y aprender a
ser. La construcción de la
resiliencia en la escuela implica trabajar para introducir los siguientes
seis factores constructores de resiliencia (Henderson y Milstein, 2003):
1. Brindar afecto y apoyo
proporcionando respaldo y aliento incondicionales, como base sostén del éxito
académico.
2. Establecer y transmitir expectativas elevadas
y realistas para que actúen como motivadores eficaces, adoptando la filosofía de que “todos los alumnos pueden tener éxito”.
3. Brindar oportunidades de participación
significativa en la resolución de
problemas, fijación de metas, planificación, toma de decisiones (esto vale para
los docentes, los alumnos y, eventualmente, para los padres).
4.
Enriquecer los vínculos pro-sociales con un sentido de comunidad educativa.
5. Es
necesario brindar capacitación al personal sobre estrategias y políticas de
aula que trasciendan la idea de la disciplina como un fin en sí mismo.
6. Enseñar "habilidades para la vida":
Conclusión:
Si comprendemos que la resiliencia, es la capacidad de un individuo de
superar la adversidad, mediante el apoyo de una persona que sea capaz de creer
en él.
Podemos comprender que en nuestra labor de psicopedagogas, nosotros
podemos ser ese adulto significativo, que llegue a la vida de estos niños a
hacer el cambio necesario, para que sea capaz de desarrollar sus capacidades y
estimular sus habilidades para que logre superar las etapas de la vida que no
le favorecen en su desarrollo como persona, por su contexto familiar, cultural
o social.
Hiram creció en un hogar sin amor.
Nunca vio a su madre derramar una lágrima. Su padre fue siempre frío y áspero.
El más grande temor de Hiram en la
vida era de que llegase a ser lo que su padre ya lo consideraba: un fracaso. A
la edad de 17 años, pesando sólo 55 Kg., Hiram se enroló en la Academia Militar
de los Estados Unidos. Él no quería asistir a la Academia Militar. De hecho,
menospreciaba la Academia Militar, pero no se atrevió a desafiar el deseo de su
padre.
Al comienzo se desempeñó pobremente
en sus estudios, pero, al adaptarse, sus calificaciones mejoraron gradualmente
y para cuando se graduó, su promedio figuraba apenas debajo de la mediana de su
clase.
Poco después de la graduación,
regresó a su pueblo natal vistiendo su uniforme militar. Para su vergüenza,
cuando llegó, ¡la gente de su comunidad se rió de él! Simplemente no podían
aceptar a un “fracaso” como Hirma como soldado.
Esta humillante recepción dejó una
profunda impresión en Hiram para el resto de su vida. Años después, tras llegar
a convertirse en un general de tres estrellas, Hiram se sentía incómodo
luciendo el uniforme. En consecuencia, cada vez que podía, vestía una camiseta
con tres estrellas cosidas en cada hombro en vez de su uniforme regular.
Eventualmente
Hiram se sobrepuso al sarcasmo y ridículo recibido de su familia y “amigos”
alcanzando el rango militar más alto cuando fue nombrado el líder del Ejército
de la Unión.
¡Y qué líder llegó a ser! Y es que,
verán, Hiram es conocido por nosotros hoy como Ulises S. Grant, ¡el gran
general del Ejército de la Unión que más tarde llegaría a ser presidente de los
Estados Unidos!
Hiram experimentó humillación;
experimentó rechazo; experimentó fracaso. Pero porque rehusó definirse a sí
mismo por los escollos de su pasado, porque perdonó a sus atormentadores y
olvidó sus fracasos, ¡Ulises S. Grant pudo buscar muy dentro de sí mismo y
desatar todo su potencial!
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